23 enero 2009

Nos Mudamos

Pues sí, hace poco les decía que el desván necesitaba chapa y pintura... Pues, para variar, dicho y hecho. Nos ha costado mucho trasladar madera a madera, ratón colorao a ratón colorao, pero lo hemos conseguido. Nuevo lugar, mismo desván:

http://proyectos.elcomerciodigital.com/blogs/eldesvan/

Disculpen que estó se quedó un poco patasparriba, pero las mudanzas, ya se sabe...

Nos vemos allí, si quieren. Lacasitos extra para todos.


12 enero 2009

La Calabaza


Es la más personificada de las hortalizas. A veces apetece colocarle unas gafas a un pepinillo o dotar de bigote y perilla a un pintoresco ajo puerro pero no es lo mismo. Nunca con tanto esmero fue tallada una cebolla, vaciado un pimiento morrón o alumbrada una escarola; y ni mucho menos tales tareas fueron dedicadas todas a la vez a otra verdura para obtener una figura fantasmagórica. Ni siquiera al calabacín, que por nombre pudiera parecer, pero no. Tiene además nuestra protagonista un significado sociológico fascinante. Más allá de dudosos poderes ancestrales de repeler vampiros o espantar meigas, la calabaza representa el fin del esperanzado enamorado, la peor de las notas posibles, el regalo más pocho del un, dos, tres.

¿Dónde está el origen de tal simbología? Al parecer y google mediante se trata de un asunto libidinoso. O más concretamente, de frenar tales impulsos libidinosos. Por lo visto ya desde tiempos del patpapúm (para ser exactos), a los derivados calabaciles (para ser más exacto aún), se le atribuían efectos anafrodisíacos; es decir que si uno iba con el acelerador más apretado y más tiempo de la cuenta en relación a otro individuo éste, llegado el caso de que no le satisficiera comulgar como copiloto en la carrera le obsequiaba con un zumito anaranjado para refrenar las ansias y ahogar las penas al tiempo (es, como se puede ver, buen deber del ñoño practicante enrevesarse en los más absurdos eufemismos). No me digan que no tiene su aquel el por qué de la expresión. Seguro que hará más gracia a los repartidores que a los repartidos, pero oigan, que hasta el fracaso tiene su lado afable. Les digo que sí.

Hay más, pero ya no son horas. ¿Qué era antes de serlo el carruaje de Cenicienta? ¿Cuántos pájaros se habrán espantado de un guardián de paja y cabeza cucurbitácea? ¿Cuántas veces habrá huido Jack el Tacaño de una "Jack O'lantern"? Muchas, pues esa es, y entronco con el principio, la leyenda que nos viene de fuera y nos llega a la cabeza antes que ninguna si hablamos de calabazas: las de Halloween. Si hemos tragado con Santa...

El cuento que me tocó ilustrar hace algún tiempo no relata precisamente esa leyenda del amigo Jack, es una mucho más infantil y ñoña, con gatos parlantes, fantasmas que no dan miedo y murciélagos voladores... (vale eso último tiende a ser normal). Está en inglés porque es para eso, para aprenderlo. Valgan los dibujos para empezar a cumplir un poquito el propósito aquel de actualizar de fin de año. Que el desván anda necesitando chapa y pintura. Igual me animo y ordeno todas mis calabazas.