25 febrero 2007

Sillage de Morvan y Buchet, de Munuera y... mío



El ínclito José Luis, de profesión dibujante apabullante y de apellido Munuera tuvo a bien en su día solicitarnos una versión de su Navis via Art Box. La resultante de esa inocente premisa fue un chaparrón de dibujos tal que así. Entre tanto garabato de quitar el hipo (y la ilusión al más pintado), se encuentra la versión de un servidor que encabeza esta entrada, en blanco y negro y a color también, aunque en aquellos lares gustara más la tinta sin aderezo alguno.
Sillage es un personaje que José Luis descubrió para mí, como anteriormente me había redescubierto ese añorado Spirou de la infancia perdida, ése que se podía leer en español y gratis en la biblioteca más cercana. Ahora ya no habrá mucho más botones dibujado por él y es una pena, porque se puede dibujar a Spip, Fantasio, Champiñac y Zorglub mejor pero es difícil imaginarse cómo.
Va por usted, melón.


09 febrero 2007

Tengo un trasgu en el desván




Ayer me desperté en el desván y no lo noté igual, no era él sino otro que se le parecía en lo estructural pero me fallaba en el alma. Para empezar estaba reseco de necedad, me encontré con el desagüe sin el viejo gato con botas de peluche y las katiuskas que desde siempre lo obstruían a base de bien y sospeché de inmediato por donde perdía agua el receptáculo. No era todo. La mesilla de noche estaba atornillada al techo. Por ahí todo normal, pero faltaba el despertador que con tanto ahínco pegué en su día a base de contacto y porrazos. En su lugar asomaba burlona una muñeca de trapo que colgaba de las trenzas y enseñaba en concecuencia las vergüenzas al respetable con sólo levantar la vista. No era todo. Tres moscas tenían presa a una viuda bajo todo el peso de una silla Luis XVI perteneciente a la antigua casa de muñecas, la que por cierto tampoco era la misma. En la habitación principal un despertador con forma de rana perjudicada dormitaba en el otrora sitio de una preciosa muñeca de trapo con trenzas. Rumiaba yo aquellos sutiles cambios y hallé la solución dividida en dos hipótesis disparatadas: O bien yo mismo, hallándome dormido y sonámbulo además encontré el buen gusto decorador que echo en falta estando despierto; o bien alguien ajeno a mi persona, con un gorro desorbitante, orejas exageradas, nariz puntiaguda, ojos de sapo y con medio metro escaso de mala leche se me había colado a vivir, vete a saber desde cuándo, en mi nidito de humor. Tengo un trasgu en el desván pensé, tamaña desgracia. Imagínense a este ser que viene de la tradición asturiana a enredar, esconder cosas, cambiarlas de sitio o quedárselas sin más para perderlas sin remedio a través del agujero de su mano. Tienen buen corazón dicen algunos pero yo digo que habrá de todo, lo mismo el mío lo tiene y sólo lo hace de puro travieso. Peores cosas le han pasado al castillo y puestos a decir verdades, todos los desvanes tienen uno.


La animación de esta entrada corresponde a un concurso para la TPA que tuvimos a bien hacer hace algún tiempo ya y que se emite todas las tardes en esta cadena. Si seleccionáis las casillas podréis ver al trasgu del desván en acción, y quizás adivinéis a qué lugar pertenece la fantástica foto escondida, obra y gracia de David Busto (para más señas: Ennegativo).